La RAE, esa fuente inagotable de disfrute, me indica que nuestra amiga Paciencia toma su nombre de la "capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse". Pero en su acepción número seis, la paciencia es un "bollo redondo y muy pequeño hecho con harina, huevo, almendra y azúcar y cocido en el horno".
Gugeleando un poco me entero de que son unos dulces típicos de Soria, más concretamente, de Almazán, y que "se elaboran de forma artesanal y como su nombre indica, con 'paciencia', ya que es un proceso que requiere tiempo", según la web Patrimonio Gastronómico. Busca que te busca, doy con la receta:
Nueve yemas de huevo, siete claras de huevo, doscientos gramos de azúcar, un poquito de esencia de limón y la harina que admita.
Se baten las yemas, las claras, el azúcar y la esencia de limón; se va añadiendo la harina hasta formar una masa blanda. Con una cuchara se echa en papeles para meterla en el horno.
Y, ¡tachán! ya tenemos la forma de fabricar paciencia, que a veces hace mucha, mucha falta. ¿No creéis? El diccionario es algo estupendo, el libro de todos los libros. (Al respecto, hay un maravilloso artículo de Javier Cercas en el suplemento EP de hace dos semanas).
Ahora que Paciencia lo está pasando mal, le dedico especialmente este post. Lo próximo será como fabricar esperanza y alegría!
ResponderEliminarA ver cuando traes por la oficina que como bien dices a veces hacen mucha, mucha falta jeje Siempre nos descubres cosas nuevas, eres una crack :-D hip hip hurra!! jeje
ResponderEliminarOh... muchas gracias. Con lo que a mí me gustan los dulces, me parece muy bonita la comparación. Muchísimas gracias guapa. Seguro que todo sale bien y se queda todo en un susto. Eres un solete. Un besazo
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