viernes, 30 de octubre de 2009

¿Dónde se venden paciencias?

La RAE, esa fuente inagotable de disfrute, me indica que nuestra amiga Paciencia toma su nombre de la "capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse". Pero en su acepción número seis, la paciencia es un "bollo redondo y muy pequeño hecho con harina, huevo, almendra y azúcar y cocido en el horno".
Gugeleando un poco me entero de que son unos dulces típicos de Soria, más concretamente, de Almazán, y que "se elaboran de forma artesanal y como su nombre indica, con 'paciencia', ya que es un proceso que requiere tiempo", según la web Patrimonio Gastronómico. Busca que te busca, doy con la receta:

Nueve yemas de huevo, siete claras de huevo, doscientos gramos de azúcar, un poquito de esencia de limón y la harina que admita.
Se baten las yemas, las claras, el azúcar y la esencia de limón; se va añadiendo la harina hasta formar una masa blanda. Con una cuchara se echa en papeles para meterla en el horno.


Y, ¡tachán! ya tenemos la forma de fabricar paciencia, que a veces hace mucha, mucha falta. ¿No creéis? El diccionario es algo estupendo, el libro de todos los libros. (Al respecto, hay un maravilloso artículo de Javier Cercas en el suplemento EP de hace dos semanas).

jueves, 29 de octubre de 2009

Lista para sonreír

Entusiasmo dice que Alegría dice que no vale copiar pero, si después de dos días en los que las cosas se empeñan en torcerse, algo te hace sonreír, creo que el plagio está justificado. Agradezco a mi amigo Jesús que hoy me haya dado una bofetada (en sentido figurado) cuando mi yo negativo se impuso a mi yo positivo. Ese toque de atención es una lista de los 100 motivos por los que alegrarse en un día triste.



No sé de dónde la habrá copiado él, pero creo que merece la pena tenerla en cuenta. Por si a alguien le ha pasado lo mismo, ahí va la lista a tener en cuenta. Evidentemente no todo se puede conseguir pero, si cumplimos algún punto, seguro que se puede compensar con otro.



1. Porque estamos vivos.

2. Porque tenemos muchos amigos y amigas.

3. Porque tenemos ropa de abrigo.

4. Porque conocemos y nos relacionamos con gente de otros países.

5. Porque tenemos familia.

6. Porque tenemos unos padres que nos quieren.

7. Por conocer a personas que son buenos ejemplos para nosotros y nosotras.

8. Porque tenemos profesores que nos “aprenden”.

9. Porque estoy contento de ser hijo único.

10. Porque no dormimos en la calle.

11. Porque tenemos comida.

12. Porque tenemos una educación digna.

13. Porque no tenemos que huir con nuestra familia a otro lado del país por persecución.

14. Porque en clase no pasamos frío.

15. Porque tenemos maestros y maestras que nos enseñan.

16. Porque no tengo problemas con mis compañeros.

17. Porque tengo un hermano y un primo espectaculares.

18. Porque tenemos salud.

19. Porque podemos leer o escuchar las palabras de un libro.

20. Porque el beso de la mañana de una madre es maravilloso.

21. Porque veo el sol cada día del año (bueno, en Fraga, no todos los días).

22. Porque estamos en clase para aprender.

23. Por ver las estrellas y la luna.

24. Por estar en una biblioteca como bibliotecario.

25. Porque estoy orgulloso y satisfecho de mis padres.

26. Porque tenemos un gran profesor.

27. Por poder correr por las calles.

28. Porque podemos disfrutar de los cuadernos nuevos.

29. Porque tenemos casa.

30. Por tener compañeros de otros países y saber de su cultura.

31. Por tener a toda mi familia.

32. Por estar relajado en mi cama.

33. Por levantarnos cada día.

34. Porque hay recursos que pueden curar enfermedades graves o salvarnos la vida.

35. Porque tenemos agua.

36. Porque ha llegado a clase un niño nuevo.

37. Porque tengo un padre y una madre.

38. Porque voy a la escuela y aprendo.

39. Porque me despierto y oigo a los pájaros cantar.

40. Porque estamos enamorados y enamoradas.

41. Porque no vamos descalzos.

42. Porque tenemos muchos años por delante.

43. Porque tenemos libros nuevos en la biblioteca.

44. Porque tenemos biblioteca.

45. Porque sabemos y podemos leer.

46. Porque hay muchas cosas que descubrir.

47. Por tener una hermana y dos primas que me apoyan en todo.

48. Porque tenemos sentimientos.

49. Por no tener que vivir bajo las órdenes de un dictador.

50. Porque esta mañana he escuchado Hey Jude de los Beatles.

51. Porque sabemos que en el mundo nunca estamos solos.

52. Porque en el futuro habrá muchos momentos buenos.

53. Porque mi madre hace la mejor comida del mundo.

54. Porque nos hacen regalos.

55. Porque somos jóvenes y éste es el momento de la vida que más se disfruta.

56. Porque tengo un hermano y no soy hijo único.

57. Porque todos los que conozco tienen buena salud.

58. Porque tenemos calefacción para estar calientes.

59. Por no tener una enfermedad grave.

60. Porque el próximo 21 de este mes será mi cumpleaños.

61. Porque aunque tuve que dejar a unos amigos cuando me fui de mi país, ahora tengo otros.

62. Porque podemos ver los patos nadando en el río.

63. Porque tenemos coincidencias.

64. Por poder ver la luz del sol cuando nos levantamos.

65. Por poder pasear por un bosque.

66. Por el aire que respiramos.

67. Por ver florecer los árboles en primavera.

68. Porque podemos ver volar a los pájaros, a las libélulas y a las mariposas.

69. Porque no tenemos miedo.

70. Porque podemos ver crecer a los niños pequeños.

71. Porque estamos muy unidos.

72. Porque podemos oler las flores.

73. Porque tenemos fuerza para seguir adelante con la vida.

74. Porque dentro de poco iremos al instituto.

75. Porque nuestros padres trabajan para que no nos falte nada.

76. Por haber tenido la oportunidad de recibir buena educación.

77. Por no nacer en tiempos de guerra.

78. Por poder ayudar a niños y niñas que tienen dificultades.

79. Por haber llegado al 2008.

80. Por haber cumplido 20 años.

81. Porque hay mucha gente que confía en mí.

82. Por tener el don de poder comunicarnos.

83. Porque gracias a este blog, otros conocerán los motivos de nuestra alegría.

84. Porque tenemos un blog donde leer y escribir cosas interesantes.

85. Porque podemos hacer un mundo mejor colaborando y aportando nuestra gota de agua.

86. Porque tenemos unos cuantos amigos en dos colegios asturianos.

87. Porque podemos probar la gastronomía de otros países.

88. Por tener corresponsales con quien comunicarnos.

89. Por tener una abuela que me hace comidas deliciosas. Por conocer a personas que son buenos ejemplos para nosotros y nosotras.

90. Por tener deseos de ser alguien en la vida.

91. Por ser responsables y saber lo que tenemos que hacer.

92. Por poder conocer las maravillas del pasado.

93. Por tener inteligencia.

94. Por tener gente sabia a nuestro lado.

95. Porque podemos viajar a otros países.

96. Por podernos comunicar con algunos escritores.

97. Por poder disfrutar de los colores de la naturaleza.

98. Por poder descubrir cosas nuevas cada día.

99. Por poder reír y

100. Por poder realizar nuestros sueños.




miércoles, 28 de octubre de 2009

Vanidad

Realmente es genial que te vistan, te peinen como a una princesa y te cubran con capas y capas de maquillaje hasta desdibujar completamente tu rostro para darte otro nuevo, como una versión mejorada de ti misma en la que no te reconoces en el espejo. Es genial y te ríes, y disfrutas y tu vanidad crece hasta límites insospechados para una niña que era más bien escuálida y poquita cosa, feucha y tímida.
Es maravilloso estar fabulosa encima de un escenario y hablar, y que la gente te mire y aplauda. Ser tú, pero no ser tú, sino un personaje que no se mueve como tú ni actúa como tú, aunque en el fondo eres tú aferrada a unas tarjetas dónde lees lo que tienes que decir y vuelves a ser esa adolescente que leyó un discurso el día de la graduación (y no es que no estuvieras mona ese día, pero hubieras sido incapaz de reirte).
Es halagador que la gente te salude y te bese y te felicite y te diga lo bien que lo has hecho y que no, que no se ha notado nada que te has trabado un par de veces y que no pareces tú, aunque esa última frase tiene algo de cumplido tramposo, de reproche encubierto: si te arreglaras más... que guapa estarías siempre. Aunque en el fondo, que más da, lo dicen con buena intención y te sientes un poco más adulta, un poco más en el mundo.
Es muy guay, genial, halagador, buenísimo para la vanidad que todo el mundo te considere valiente por haber estado allí encima de ese escenario.
Y luego llegas a casa, después de dos o tres copas, con un terrible dolor de pies, las medias hechas jirones y el maquillaje que empieza a cuartearse (aunque el pelo sigue divino, con esos diez quilos de laca que llevas encima). Te miras al espejo y coges un algodón. Poco a poco, tu cara emerge tras el maquillaje, que se va transformando en una bolsa beige y negro tan... desagradable.
Y después de lavarte la cara mil veces con el desmaquillante, aparece tu rostro, con sus verdaderos rasgos y sus puntos negros y todas sus imperfecciones, pero más cansado, gris y triste. Sabes que tu otro rostro, el tú perfeccionado, no deja de estar ahí, la mitad en la papelera del baño y la otra mitad latente detrás de tus ojos. Pero no hay nada mejor que ponerse un pijama viejo, calentito y cómodo y meterse en la cama y pensar que al día siguiente sólo te hará falta una coleta (si consigues deshacerte los nudos del pelo del cardado).


lunes, 26 de octubre de 2009

La respuesta de la semana


De todas las tonterías que cada día hacemos en el trabajo (que no son pocas), la que más me gusta es la de LA FRASE DE LA SEMANA. Bueno, vale, es cierto que casi siempre la única que repite esa chorrada una y otra vez soy yo, pero es que a veces se escuchan unas perlas que merecen un homenaje (y en ocasiones la mano de un censor). Sin embargo, creo que ninguna de las frases que se hayan podido decir entre las cuatro paredes de la redacción pueden superar a la respuesta de Ana Botella a la última pregunta de una entrevista publicada por XLSemanal este domingo 25 de octubre, en la que la mujer del ex presidente del Gobierno y concejala del ayuntamiento de Madrid, hablaba, entre o tras cosas, del caso Gürtel. ¡Ahí va!

- XL: Hablando de bigotes. Siempre ha dicho usted que su marido está mucho más guapo sin él. Aprovechando la coyuntura ¿lo aimará a quitárselo?

- Ana Botella: No, porque, además, el bigote se le ha puesto un poquito canos… y ahora es más suave [se ríe].

La verdad, es que hasta esa pregunta, la entrevista parecía amena. Pero esa última respuesta ¿era necesaria? Yo, que siempre me suelo hacer imágenes mentales de todo, ahora no sé si la moraleja de esto es que siempre hay que leer las entrevistas hasta el final, o todo lo contrario.

viernes, 23 de octubre de 2009

España, el país más rico del mundo

-Los políticos, todos unos ladrones. Da igual que sean del PP, del PSOE o de Izquierda Unida, en cuanto llegan al poder, roban.
Irene se estaba tomando un café, mientras dos paisaninos tenían, a su lado, una conversación basada en este tópico. Nada fuera de lo normal para un bar cualquiera, en un barrio cualquiera. Hasta que...
-En realidad, España es el país más rico del mundo. Mira que los políticos llevan robándonos desde tiempos de Felipe II y aún no han terminado con todo....
Al día siguiente, Irene desayuna en otra cafetería mientras se lee un suplemento cultural. Lee una entrevista a Eduardo Mendoza, uno de sus autores españoles favoritos. Y el escritor dice: "debemos ser un país riquísimo porque a pesar de los escándalos de Marbella, Gürtell, De la Rosa y demás no hay pueblo perdido que no tenga su polideportivo de Norman Foster". Arquitecto que, por cierto, recibe hoy el Príncipe de Asturias.
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¿Cuántas veces antes del 25 de junio se escribía sobre Michael Jackson en la prensa regional? Pocas, muy pocas.

Y sin embargo, el 16 de junio, David Remartínez escribía, a propósito de Gabino de Lorenzo, lo que sigue:

Eso que comparte con Michael Jackson, el regomeyo por el ojo público y la lente diversa.En ‘Privacy’, Jackson canta: «Vuestras cámaras no pueden controlar. / Necesito mi intimidad. / Así que paparazzi / aléjense de mí».


La canción sale en el álbum ‘Invincible’, condición electoral de De Lorenzo y sentimiento compartido por los ‘okupas’ de la calle Mon: «De aquí no nos saca ni Dios», zanjaron desde la ventana el jueves después de publicar esta sección su singular alojamiento, en cuya anarquía no desean ser molestados. Y nuevamente canta Jacko: «Dejadme en paz / Ya basta / Dejad de marearme».
En este párrafo debería escribir mi interpretación de estas casualidades, pero no lo tengo claro. Esta es mi hipótesis: en el mundo se produce tanta información, tantas conversaciones, tantos artículos y entrevistas cada día, que las coincidencias son inevitables. Es nuestra propia mente la que elabora las conexiones antes sucesos o ideas que nos impresionan o quedan vívidamente grabadas en nuestro cerebro. ¿Cuántas sorprendentes coincidencias nos perderemos a lo largo del día?

¿Demasiado filosófico? Tal vez...

miércoles, 21 de octubre de 2009

La libertad de los móviles



¿Nunca os ha pasado? Vais felices por la calle, atolondradas,y notaís de pronto que algo vibra o suena por el bolso. Tratáis de cogerlo porque imagináis que es el móvil y vaciáis el millón de cachivaches que lleváis, quién sabe por qué, colgados del hombro pero resulta que no. No había sonado. Toc, toc, era la imaginación.

A mí me ha ocurrido infinidad de veces y es una de las muchas razones por las que detesto los teléfonos. Te roban intimidad, te atan a tus jefes, amos y señores de tu tiempo desde que te pueden localizar a cualquier hora.,Y, para más INRI, terminan por obsesionarte.

Y esta reflexión, ¿por qué? Porque resulta que hoy he estado con el padre de la telefonía, Martin Cooper, un vejete encantador. Y ha dicho, y cito textualmente, que inventó los móviles convencido que "una necesidad vital del ser humano es ser libre". Semejante convicción le llevó a liberarle de los cables y los espacios físicos para su comunicación. ¡Pobre Cooper!

La tiranía de los teléfonos moviles ha acabado por subyugarnos a todos. Pero no es culpa suya. A menudo en la vida las cosas tornan en la antítesis de los que las originó. ¿Cuánta gente busca una pareja para no sentirse solo y acaba por sentir justo lo contrario, cuántas estadísticas buscan mejorar un servicio que al final se hace esclavo de ellas y cuántos productos que deberían mejorar nuestra vida al final nos la complican?

¿Y qué me decís del Facebook y del casi monopolio que juega en nuestros minutos de vida? A mí, de momento, lo del Facebook no me pasa con este blog, e Irene me riñe. Prometo actualizar más a menudo ;-p

Las nuevas aventuras de Frodo Bolsón

Frodo y yo hemos cumplido 10.000 kilómetros juntos. Y para celebrarlo, voy a hacer un recuento de mis andanzas desde que tengo carné de conducir (me lo saqué en marzo).

Golpes conduciendo otros coches: tres (contra otro coche al aparcar, contra un bordillo y contra una columna del garaje).

Golpes recibidos: uno. Pero Frodín es muy recio y dejó el otro coche destrozado, jajaja.

Kilómetros realizados: 12.000.

Kilómetros en Frodo: 10.000


Situaciones humillantes: tres.

Primera: Iba por Ciudad Naranco (la cuesta está empinadísima) y una malvada conductora se saltó el ceda el paso y tuve que parar. Resultado: no era capaz de arrancar el coche y me caía, me caía... Así que después de que saliese gente a las ventanas, la gente que estaba sentada en una terraza me gritara todo tipo de consejos y una señora tratase (sin éxito) de sacar el coche... Un señor que podría ser mi padre me cogió las llaves, arrancó el coche a la primera y sin acelerones y lo llevó hasta un lugar llano entre aplausos de toda la calle.

Segunda: Después de pasarme la ruta Campomanes-Gijón-Oviedo acojonada porque el acelerador se atascaba, llegué al taller para arreglarlo y me preguntan ¿no lo tendrás pillado con la alfombrilla? Ups.

Tercera: Vale, culpa, mía, suelo llevar música a todo volumen y en los semáforos bailo pero... nunca pensé que fuera vitoreada desde otro coche por un grupo de adolescentes hormonados y llenos de granos!! Que vergüenza.

Veces que he sido auxiliada por desconocidos para aparcar: dos.

Veces que he sido auxiliada por desconocidos para quitar el freno de mano: una.

Veces que he sido auxiliada por desconocidos para comprar aceite y echar aceite: una. (Lo que va a ser el día que me pinche una rueda... no lo quiero ni imaginar).

Veces que desconocidos se han ofrecido a lavar el coche por mí: una.

Multas: una.

Veces que se ha llevado el coche la grua: una.

Veces que he pasado miedo: infinitas, pero recuerdo dos o tres en particular: con lluvia, con sueño y por una braña.

Equivocaciones: muchísimas, la mitad de mis quilómetros (bueno, un tercio, deben de ser de los rodeos que doy). Una vez no me di cuenta hasta que vi un club de alterne y pensé: "no me suena este sitio de camino a Oviedo". Resulta que estaba en Avilés.

Veces que un adolescente con piercings ha tenido que cargarme la batería del coche: dos. (Con cambio de batería incluído).

Visitas al taller: cuatro.

Robos: Uno, con rotura de cristal incluída, que me hizo quedarme sin móvil y sin videocámara, snif, snif....

Y ahora no me doy cuenta de más... ¿es posible tener un un comienzo al volante tan accidentado como el mío?

martes, 20 de octubre de 2009

Todo el mundo tiene una historia (II)

Como sé que Alegría está en contra de que robemos contenidos (y hace bien, tenemos que crear los propios y no robar ideas de los demás), quiero dejar claro que el vídeo que incrusto aquí es totalmente producción propia.

lunes, 19 de octubre de 2009

Todo el mundo tiene una historia

Tras la revolución, represión
Andamos estos días en conmemoraciones y efemérides (que sabéis que me encantan) y yo, con la cámara en el hombro, busco testimonios de la Revolución de Octubre. Podría, realmente, preguntar a cualquier persona mayor de 75 años y hallaría una historia horripilante y dolorosa.


Y están deseando contarlas. No es difícil tirarles de la lengua y que se pongan a hablar. A veces, conocen con todo lujo de detalles acontecimientos que en los libros de historia ocupan un par de líneas. A veces, son sólo impresiones, imágenes, sentimientos del niño que eran por aquella época.
Los hechos, las situaciones, se repiten una y otra vez con pequeñas variaciones. Y no por ello son menos conmovedoras, menos tristes, menos en blanco y negro.


Pero hay millones de esos recuerdos de la revolución y la guerra, del hambre y la ira, que ya nunca quedarán grabados en ninguna parte. Y miles que se perderán en muy poco tiempo sin que nos dé tiempo a conseguirlos. Realmente es algo desesperanzador.
Claro que esto ya lo resumió Ismael Serrano en una canción.

viernes, 16 de octubre de 2009

¿Por qué los flamencos son rosas?

No vi flamencos, pero en el descenso en barco por el delta del Ebro de estas vacaciones aprendí que los flamencos son rosas de tanto comer gambas.

Se alimentan básicamente de moluscos y algas, y en especial de una pequeña gamba rica en alfa y beta-carotenos (ingerimos beta-carotenos cuando comemos zanahorias) que vuelve sus plumas más rosadas, ya que de pequeñitos, tienen un tono más blancuzco.
Es como si estuvieran morenitos, jeje.

La "torre de Babel" de la foto sirve para observar aves en el delta del Ebro.

Cuando fuimos no había flamencos porque hacía demasiado
viento y se habían ido volando tierra adentro.



jueves, 15 de octubre de 2009

Dejar que pase el tiempo....

Dejar que pase el tiempo,
con la mirada errante sin ninguna dirección.
Un libro siempre abierto,
las hojas arrancadas una a una con rencor.

En un lugar cualquiera,
en una secundaria carretera comarcal,
la luz en la ventana, brillando con el ruido de camiones al pasar,
y en la recepcion hay un nombre falso,
nadie en el mundo sabe donde estoy,
sin saber, sin saber donde estoy.

Y ahora que estoy solo con mi pensamiento,
esperaré a que el tiempo me venga a buscar.
Ideas circulares,
palabras que no paran de girar en mi interior.
Mentiras y verdades, que parecen iguales
donde suena mi tambor.
Hay alguien ahi afuera hablando en el pasillo como burlándose de mí.
Se escuchan cachetadas y ruido de cucharas y una chica dice sí.
Hay un ahorcado en la puerta de al lado
que dice por favor no molestar,
nunca más, nunca más, nunca más.
Y ahora que estoy sólo con mi pensamiento,
esperaré a que el tiempo me venga a buscar.
El frío juega contra mío y ahora que
no hay nada que me reconcilie con volver,
soy la funda vacía de una guitarra que un día aprendere a tocar.
Esperando que el tiempo me venga a buscar.



Y por algún motivo que desconozco, hoy me siento reflejada en esta canción (Los Rodríguez, La Puerta de al Lado, del disco Palabras Más, Palabras Menos).

martes, 13 de octubre de 2009

Pitufina era mala

Pues sí, lo que dice el título de este post es completamente cierto. Pitufina era mala hasta que la magia de Papá Pitufo la hizo buena. La historia es la que sigue.
Estaban los pitufos tan tranquilos, en su sociedad asexuada (no olvidemos que a los bebés pitufos los trae la cigüeña), masculina y azul, librándose de las trampas de Gargamel el malvado y su gato Azrael, cuando al mago se le ocurrió la mejor forma de sembrar la discordia y el caos en esta comunidad utópica y azul: la mujer.
Bueno, la pitufa.

Y creo a una Pitufina morena y malvada con una bola mágica de plastilina azul.


"Una pitufina bella pero maquiavélica que atraiga a los pitufos
hasta mí", hecha con "una pizca de miel y azucar, un dedal de lágrimas de
cocodrilo, un poco de hiel, medio mazo de cartas, un poco de arena volcánica y
una piedra petrificada como corazón".

Bueno, la tal Pitufina se presenta en el pitufilandia, le ponen una casa y se dedica a capturar los pitufo-corazones de todo el mundo a base de "yujus" y caídas de ojos. Hasta que la pillan y utiliza el truco más viejo del mundo: llora.
Así que Papá Pitufo decide usar su magia.


"Vapores de venus, rayos de luna en su sien, esencia de pitugrullas para que todo salga bien.. y Pitufina se convertirá en pitufo"

Y la convierte en rubia. Digo, en pitufo.

No quiero sacar conclusiones, no quiero sacar conclusiones, no quiero sacar conclusiones...


¡Y por una vez, vemos a un pitufo sin gorro!

Es lo malo de revisitar la infancia.