De siempre me ha gustado San Mateo. Y los chiringuitos. Los de San Mateo, se entiende, porque el resto de chiringuitos me genera una suerte de urticaria, sobre todo cuando pienso en cómo se financian y en los más de 600 euros que me roba el Estado mes a mes.
El caso es que a mí, el Niemeyer, ni fu ni fa. Más 'fus' -igual que se espanta a un gato-que 'fa', fonema sonoro donde los haya. Hasta el miércoles.
Porque el miércoles flipé y por primera vez vi algo de sentido en tanta palabra hueca y rimbombante. Porque resulta que ese consorcio bautizado con el nombre de un tío cuyo rostro es similar al de Toni Leblanc trajo a un senegales que canta como los ángeles.
El caso es que a mí, el Niemeyer, ni fu ni fa. Más 'fus' -igual que se espanta a un gato-que 'fa', fonema sonoro donde los haya. Hasta el miércoles.
Porque el miércoles flipé y por primera vez vi algo de sentido en tanta palabra hueca y rimbombante. Porque resulta que ese consorcio bautizado con el nombre de un tío cuyo rostro es similar al de Toni Leblanc trajo a un senegales que canta como los ángeles.
Es, lo he sabido hoy, uno de los cien hombres más influyentes del mundo (o al menos eso publican las listas). El Niemeyer hizo que viniera Youssou N'Dour a Asturias y después a Oviedo y a la plaza de la Catedral.
Y consiguió que centenares de top manteros se sintieran en casa pero a más de mil kilómetros. Puf, a mí me emocionó.
Porque por primera vez vi un San Mateo para todos y porque dejar tu hogar en una patera y malvivir vendiendo cedés o recogiendo tomates debe ser duro. También ser una sombra casi transparente. ''Wiriiiiiii, Wiriiiii'. Cómo presta ver, al menos una vez, un cambio de protagonistas....
Dios, Ana, no sé como puedes escribir algo tan profundo y emocionante un día como hoy... yo no sé ni dónde encontrar los acentos en el teclado.
ResponderEliminarPor cierto que me encantó el post, y el concierto.
A mí también me encantó el concierto, sobre todo por el ambientillo
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