Entre las cosas confesables que siempre me he prometido no hacer y finalmente he hecho, está la de tener un blog. Siempre me ha parecido una actividad llena de egocentrismo y que tendría pocos seguidores, pero la aparición de ‘Entusiasmo’ en mi vida unida a la colección de situaciones raras en las que me suelo ver envuelta me llevan a meterme en este mundillo. Ya veremos lo que dura este ‘puntazo’ y la imaginación para sentarme a escribir posts... De momento, para no defraudar las expectativas de quienes aseguraban que mis vacaciones me inspiraría, ahí va la el primero.
Como siempre me pasa, este mes de agosto me empeñé en hacer algo diferente que no fuese estar en mi pueblo. Como siempre me pasa, tuve que optar por hacerlo sola. Y, como siempre me pasa, decidí organizarlo en el último momento. Todo esto me llevó a cruzar España, desde Tapia de Casariego hasta Marbella en autobús, haciendo parada en Madrid. La experiencia ha sido buena ya que los autobuses de larga distancia apenas hacen paradas y, una, que se entretiene con el vuelo de una mosca, sólo necesita música para pasarse ocho horas sentada. Así llegué hasta la provincia de Málaga donde pasé cuatro días en compañía de mi tía y mi primo y desde donde decido viajar a Mérida para visitar a mi buen amigo Jesús al que siempre agradeceré su insistencia porque fuese al festival de teatro de esta ciudad (muy recomendable).
Una vez más, apuesto por el autobús para viajar a la capital extremeña pero, finalmente, este medio me falló, aunque la cosa tuvo su gracia. El viajecillo ya comenzó mal cuando decido sentarme al lado de unas señoras sevillanas que no sólo no paraban de hablar, además lo hacía a gritos. Decido cambiarme de asiento cuando descubro que al fondo había, sólo uno, totalmente libre. Grave error, ya que sustituí a las sevillanas por un grupo de italianos (sólo los italianos pueden hablar más y más alto que los españoles). Además, en la primera parada se sienta a mi lado una chica con un bebe, guapísimo, pero que se había empeñado robar mi pulsera, aunque para ello tuviese que arrancarme la mano. Afortunadamente se bajaron en Ronda y no volvimos a parar hasta Sevilla. Parecía que el viaje finalizaría antes de lo esperado porque eran las ocho de la tarde y sólo quedaban
Desesperada y preocupada porque mi amigo me estaba esperando en Mérida le mando un sms: “Estoy
¡Bienvenida, Paciencia!
ResponderEliminarYa tenía ganas de leer tus post, sabía que serían geniales y este no me ha defraudado en absoluto.
El ALSA que recorre la ruta de la plata es lo peor de lo peor, espero que no tengas pensado volver en él a Asturias, porque el viaje es un tremendo coñazo.
Ya me contarás que tal Medea, creo que es impresionante. ¿No es increíble ver una representación en ese teatro? Parece mágico.
Besos
Pues me vine en coche con mi amigo que es de Ribadeo. Eso sí, nos hicimos seis horas y pico del tirón. Lo peor se lo llevó él, claro. Para lo del teatro no tengo palabras. ¡Impresionante!
ResponderEliminarBesitos
Me encanta lo de "las cosas confesables que he prometido no hacer y que finalmente he hecho"
ResponderEliminar¡¡Bienvenida!!
ResponderEliminarNo esperaba menos, algo interesante tenía que pasar tantas horas en el bus ;) a mí me encanta "Como siempre me pasa ... Como siempre me pasa..." jeje
JODER QUE SOBRENOMBRES OS PONEIS, ALEGRIA, ENTUSIASMO, PACIENCIA.... MADRE YO NO SE COMO PONEME LA VERDAD.
ResponderEliminarGUSTOME MUCHO TUS PARIPECIAS POR LOS AUTOBUSES ANDALUCES Y EXTREMEÑOS,SEGURO QUE AHORA TIENES UNA EXPERIENCIA MAS PARA CONTARLE A TUS NIETOS JE JE JE ANDA QUE.... UN BESITO CHAO