Antes de que los amigos de Entusiasmo sigan leyendo este post, me gustaría hacer una advertencia: el tono del mismo será ‘autocomplaciente y victimista’. Bueno, más que autocomplaciente, creo que será sobre todo victimista y me temo que un poco largo.
Resulta que me he ganado el sobrenombre de ‘Paciencia’ y me han invitado a escribir en este blog por mi habilidad para verme inmersa en situaciones extrañas, pesadas, incómodas y de las que no soy consciente hasta que es demasiado tarde. Lo preocupante es que no situaciones del tipo ‘salí a la calle en zapatillas’ o ‘llegué al trabajo con la bolsa de la basura en la mano’. No, más bien son momentos incómodos a los que me arrastran otros y, lo peor, esos otros, suelen ser personas totalmente desconocidas que se acercan a mí como si yo fuese un imán. A mí me gusta decir que son raros, pero creo que me temo que ese término es muy cruel. Suena mal y no creo que sea yo quien deba poner etiquetas a los demás. Diré que son muuuuuuuuy diferentes a mí. Paso a describir los cuatro momentos extraños y sus protagonistas. Todos ellos forman parte de mi día a día. Los demás son espontáneos que aparecen de vez en cuando.
1. Hora: 8.50. Radio de acción: Calle Manuel del Fresno de Oviedo. Apariencia: Joven de unos 20 años que va a coger el autobús para acudir a algún centro de educación especial. Comportamiento: Silbar, chistar, hacer pitos con los dedos e incluso me besa la mano si paso muy cerca y es capaz de alcanzarme. Muchos pensarán que soy cruel al mencionar este caso pero he de decir que de todas las situaciones extrañas que me encuentro a diario, esta es la que menos me molesta. Es más, le he cogido cariño a este chico.
2. (Aquí voy a agrupar a dos protagonistas) .Hora: 13.20; 14.20 o 12.00 (dependiendo del horario de trabajo). Radio de acción: Piscina de Panchano de Gijón. Apariencia: El primero de ellos es un cuarentón calvo, el cual siempre pensé que era gay pero, o bien es gay y yo paso por tío, o bien es heterosexual. El segundo es otro cuarentón que vive con su madre y del que no he querido saber mucho más. Comportamiento: El primero de ellos es un baboso, no quiero entrar en más detalles. El segundo es capaz de llamarme directamente al trabajo sin apenas conocerme para pedirme una foto de una amiga de no sé quién, que salió en El Comercio en una reunión de no sé qué, o de pedirme mi correo electrónico para insistir en el tema. ¡Ah! y me acojona un poco, la verdad. Los dos suelen pararme mientras nado o contarme su vida en el vaso, en los pasillos de la piscina o asomados a la puerta del vestuario masculino no sé (ni quiero saberlo) si desnudos o vestidos. (Por si pregunta Cristina, no, no están buenos).
3. Hora: 20.15. Radio de acción: Estación de RENFE de Gijón. Apariencia: Octogenario de pelo canoso y bastón. Comportamiento: Repetir a todos los viajeros los destinos de cada uno de los trenes que llegan y van a salir inmediatamente. En mi caso la advertencia es: “¡Eh!, ese que va directo a Oviedo sin paradas”. Pufff… todos, todos, todos los días.
4. Hora: 20.30 de la tarde. Radio de acción: Tren CIVIS Gijón-Oviedo. Apariencia: Más cerca de los treinta que de los cuarenta, con cara de mala leche y sonrisa de psicópata. Comportamiento: El primer día rompió el hielo conmigo cambiándome un ejemplar de El Comercio por otro de La Nueva España. Desde entonces, todos los días que cojo ese tren, una vez se ha subido al vagón en la estación de Jovellanos, va directo hacia mí, se sienta enfrente, y me cuenta su vida, la de su abuelo, que según dice era amigo de Franco, y que si este país es una mierda y que si vivíamos mejor en la dictadura. Es decir, es un aspirante a presidir el gobierno que le gusta hablar a gritos para que todo el tren lo escuche porque a esas horas no se escucha una mosca.
Otros casos curiosos: El borracho que viene de doblete y se pega a mí (o vienen conmigo) cuando tengo que coger un tren por la mañana (o por la tarde) para ir a trabajar un sábado o un domingo y que piensa que tengo tantas ganas de broma como él. El señor que se pasa de vinos y se sienta enfrente a mí en el tren para pedirme que le despierte cuando estemos llegando a Lugones porque es que él tiene un problema, que se duerme siempre (que no tiene nada que ver con la cogorza que lleva encima). El borracho (joder, cuánto borracho en mi vida ¡coño!) que también se sienta en el asiento libre que tengo frente a mí y se duerme abrazado a mi paraguas y no lo suelta por mucho que yo tire de él. El personaje extraño que, una vez más, me encuentro en el tren y, tras todo un trayecto guardando silencio, de pronto me mira, se ríe, y me dice “Ahora a Gijón se va en un abrir y cerrar de ojos”… Bueno, y mis compañeras de trabajo seguro que añaden a esta lista a otra persona que no voy a mencionar por temor a herir sensibilidades.
En definitiva, esto es un mensaje de socorro para pedirle a todo aquel que pueda leer este post y tenga un remedio para repeler a este tipo de gente, que me lo diga, por favor. Creo que mi integridad física corre peligro.
martita martita, consejo, pon cara perro, directamente, sin compasión, tú a tu p**** bola, bastante tenemos con nuestras vidas como para aguantar vidas ajenas que nos importan un orto. Posibilidades:
ResponderEliminar1) hazte la autista
2) pon la cara chucho antes mencionada
3) di que 'no hablo español ben, lo sento'
4) haz como que lees
5) si las anteriores resultan baldías, IGNORA A CUALQUIER SUJETO QUE OSE PERTUBAR TU TRANQULIDAD, IGNORA, MIRA PARA OTRO LADO, Y SI INSISTE, MIRALE CON DESPRECIO
soy eva, la vacacional, tu compi
es que estoy viendo a jezulín en la tele y se me va la olla
Simplemente genial ;-p
ResponderEliminarEnergía, espero un segundo post con tus experiencias de nómada entre Oviedo y Gijón
ResponderEliminarJaja que bueno, parece que tienes un imán. Nunca te planteaste escribir un libro con esto o hacer un blog solo de este tipo de experiencias? Seguro que muchisima gente se sentía identificada
ResponderEliminarmuy bueno Paciencia y sí, se te olvidan unas cuantas anécdotas más jeje Me encanta la opción 3 de Eva "si que 'no hablo español bem, lo sento'" ;-D
ResponderEliminarMuy bueno, sí señor... Yo me identico, Marta, no eres tú sola. Los demás, no? Propongo recopilación de encuentros con seres 'particulares'.
ResponderEliminarAllá va un par de ellas:
- Por la mañana, de camino al Mercadona a por barritas kinder. BMW rojo viejo me sigue en parelelo mientras camino por la acera. Me mosqueo, me paro, le miro. Viejo desde dentro: "Vaya mozaaaa, qué muyer! Cruza, ho!!" (Mi imán hacia con los maduritos es un tema ampliamente recurrente en mi vida).
- Al salir de currar, sobre las 3.15 de la tarde. Gasolinera de Veriña. Sujeto borracho dando tumbos se me acerca y se esconde detrás de mi coche. Balbucea que él que le han dejado allí tirado, que no sabe cómo va a volver a casa y que la guardia civil no le hace caso. Los picoletos le miran desde lejos desde la máquina de lavado y no me lo quitan de encima.