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jueves, 20 de mayo de 2010

Así, a posteriori

Hoy este blog celebra su entrada número cien desde que surgió en una noche de Gijón como un spin-off de Alegría e Ilusión, nuestro hermano mayor, del que aún tenemos tanto que aprender. Y lo hacemos, o lo hago yo, así, en sigular, a pesar de que hemos perdido la Paciencia, nos hemos quedado sin Energía y nunca nos llegó la Felicidad. Que no, chicas, que os quiero, pero vuestro síndrome de la hoja en blanco ya pasa de castaño a oscuro...
Pero yo iba a hablar de otro síndrome. Resulta que después de todo, mi pesimismo e infelicidad de los últimos meses tenía diagnóstico. Se llama síndrome del parado. No sé si me convence mucho, eso sí, porque me parece un fastidio que para todos los altibajos emocionales de una haya un síndrome. Siento como coartada mi libertad individual para deprimirme, o sea. 
Funcionario ya me lo había advertido varias veces: "yo no sé que haría sin trabajar, me daría algo". Y yo: "que no, que es por estar lejor de Asturias, que me siento sola". Pero va a ser que tenía razón. Ahora que me levanto a las siete menos cuarto, ocupo el día en cuadrar titulares, corregir tiempos verbales de teletipos y llenarme la cabeza de bombas A, fotonoticias B, galerías y apoyos (jerga profesional que Paciencia entenderá muy bien y que no tiene ningún interés), pues eso, que no tengo tiempo para estar de bajón.  Aunque, no sé, a veces me siento como si mirase a través de un cristal de una cafetería como cuatro amigas se ríen mientras toman un café.
En fin, hago mío el comentario de Cris R. y añado a la lista de cosas que me hacen felices un abrazo. Os mando uno a todos por nuestro centésimo post y esta canción.


viernes, 23 de abril de 2010

Terminología

Hoy, Funcionario ha tenido que faltar a clase de yoga por trabajo. El profesor, que es un belga de 72 años con la elasticidad de un niño de 7, se dio cuenta de su ausencia y me preguntó por él. Bueno, lo que me dijo exactamente fue:

-¿Tú marido no viene?

Y yo me quedé toda cortada. Le contesté que no podía porque tenía turno de noche y ahí terminó la conversación, pero los engranajes de mi menta empezaron a acelerarse. ¿Marido?
No me molesté en corregirle por dos razones.
  1. No es asunto suyo y no creo que en realidad a él le vaya a importar.
  2. Me pareció un poco fuera de lugar, como inmaduro e infantil, decirle "no es mi marido, es mi novio". Hasta lo pienso con soniquete y todo.
Y claro, ¿cómo llamas a una persona con la que vives, compartes gastos y tienes proyectos en común? La palabra novio se queda pequeña, la palabra marido me viene grande y me da un poco de repelús. Y "mi pareja" me suena a pijiprogre trasnochado, como a feminista radical y modernete de los años setenta. Así que ahora mismo... ¿qué somos Funcionario y yo

martes, 20 de abril de 2010

Vuelta a los cantautores

Cuando Funcionario estaba en la Universidad, hacía un programa en Radio Vallecas sobre cantautores con un amigo. Por aquella época yo llevaba pantalones de campana y una trenca verde y había desarrollado una habilidad prodigiosa para arreglar bajos y transformar camisetas sin tocar una aguja.
Harto de que siempre sonara la misma música en el coche (básicamente, Extremoduro, algo de Reincidentes, Sabina, Serrat, Manel y un disco de canciones moñas que le grabé para un viaje sin mí, pero es que no encotrábamos otros puntos de acuerdo), hace poco se trajo de Getafe unos cuantos recopilatorios de su época vallecana (de cuando era hippy y tenía el pelo largo, madre mía...).
Así que Funcionario y yo estamos en esa fase, de nuevo. Todo vuelve, incluídos los pantalones de cintura alta. Y a mi me ha pillado pensando que los de cadera eran un signo del progreso de la civilización, como la desaparición de los corses y los miriñaques.
En fin, entre los cantautores que más suenan ultimamente en mis auriculares (de los de diademita, que eso si es una moda retro con la que estoy bien contenta) es Kevin Johansen. Es la banda sonora de nuestras mañanas de domingo y lo quiero compartir con vosotros porque me encanta la mezcla de estilos y el sentido del humor de sus letras.
A cambio... quiero una confesión. Todos tenemos algún cantautor de cabecera, ¿cuál es el vuestro?

sábado, 17 de abril de 2010

¿Por qué el sombrerero estaba loco?

Leí Alicia en el País de las Maravillas  de bien pequeñita, en una edición rústica de Alianza Editorial con una letra minúscula, las ilustraciones originales de John Tenniel y notas a pie de página. Me las leí todas, claro, y el estudio preliminar sobre el autor y el texto. Una vez fui una gran lectora.
El caso es que siempre he recordado como explicaba por qué el Sombrerero estaba loco. Ahora se puede consultar en la Wikipedia y santas pascuas, pero eran otros tiempos (que ya estoy mayor) y cuando eres niño hay cosas que te marcan y nunca olvidan. 

Resulta que los sombrereros de la época de Lewis Carroll trataban el fieltro con mercurio y la exposición prolongada a los vapores del único metal líquido provoca una enfermedad llamada hidrargirismo que, entre otras cosas, afecta el sistema nervioso y, cito, trastornos psíquicos como irritabilidad, tristeza, ansiedad, insomnio, temor, perdida de memoria, excesiva timidez, debilidad muscular, sueño agitado, susceptibilidad emocional, hiperexcitabilidad o depresión.
Claro que no le recordaba con tanta exactitud, sólo de que estaba loco por las emanaciones de mercurio.
Se lo estuve contando a Funcionario después de que visitasemos la mina de mercurio de Almadén (Ciudad Real), ahora está cerrada y es una atracción turística con vueltecita por las galerías incluida, pero ha producido un tercio del mercurio utilizado en el mundo, le sirvió a Carlos I de aval para financiar el V de Alemania (la compra del título de emperador), y un gran número de muertes por hidrargirismo.
Un metal interesante, el mercurio, un líquido que no moja. Toma su nombre de un dios romano, el término tradicional castellano es azogue, su nombre latino original hidrargirum, plata líquida, y en inglés se dice "quicksilver". Mercurial no sólo significa relativo al mercurio, sino también inestable, con cambios bruscos de comportamiento, un adjetivo que le va bien a nuestro Sombrerero. Y en general, a la mayoría de los personajes interpretados por Johnny Deep.
Y todo esto para decir que mañana voy a ver la versión de Tim Burton de Alicia en el País de las Maravillas, el estreno que he esperado con mayor expectación desde El Retorno del Rey. y sus cinco finales Ya os contaré.

jueves, 18 de marzo de 2010

Asturianos por el mundo

Esta ha sido la semana de las diferencias norte-sur. Empezó el lunes, en clase de Programación Audiovisual, en la que el profesor nos estuvo hablando de como influían las variables sociodemográficas regionales en los gustos televisivos.

"De Madrid para arriba, las cosas son muy distintas", afirmó. Yo no pude más que asentir. Como mínimo, de Madrid para arriba, no nos comemos la mitad de las letras para hablar y distinguimos perfectamente la s de la c.

También me lo dijo una compañera una vez, a propósito de las murgas carnavaleras: "a ti te harán gracia, porque te ríes con cualquier cosa, pero a la gente del norte no le suelen gustar porque no tienen el mismo sentido del humor".

El martes, vuelta a lo mismo con Programación Audiovisual, pero esta vez, hablando sobre el clima. Para los que estamos acostumbrados  a los veranos norteños, resulta muy extraño que en agosto la hora de salir de casa y exponerse a un mundo sin aire acondicionado empieza a partir de las ocho de la tarde y dura hasta la madrugada.

Me recuerda al Ramadán en Marruecos, que concidió en octubre mientras estaba en Melilla y hacía que la vida social comenzase después de ponerse el sol. Las familias en pleno salían a la calle a pasar la noche, para estar simplemente sentados en un banco, comiendo pipas o tomando refrescos, después de haberse dado una cena digna de nuestra Nochebuena.

Más tarde, un compañero me habló de las diferencias que él había encontrado entre "los del norte" y los extremeños. Ya no me meteré en la inexistencia de las fiestas de prao o la afición a Andy y Lucas y derivados, pero... ¡aquí no saben lo que es jugar al duro! ¿Cómo han pasado su adolescencia entonces? No sé si debería poner estas cosas, que mamá lee el blog.

Y hoy por la mañana, de nuevo el mismo tema. Esta vez fue en la óptica. Me he comprado unas gafas nuevas (carísimas, como siempre) y mientras me graduaban la vista, me puse a charlar con la oculista (ya sabéis, mi incontinencia verbal me hace entablar conversación con quien se me ponga por delante).
Resulta que la chica había pasado su infancia y adolescencia en Tineo y reconoció mi acento casi de inmediato. Así que se puso a hablar de Asturias y de como sus mejores amigos son asturianos.

"Si me permites un consejo, aquí no te va a costar mucho encontrar gente para salir de copas o tomar algo por ahí, pero te va a costar mucho hacer amigos, amigos de verdad", me dijo. ¿Son más cerrados los extremeños que los asturianos? ¿Menos dados a dar intimidad?

No lo sé, pero mi experiencia no lo desmiente. Porque en medio año en Asturias hice muy buenos amigos, con los que se que puedo contar y en todo el tiempo que llevo aquí, apenas puedo decir que conozco a gente con la que tomar un café entre clase y clase.
Para vosotros, que sabéis quienes sois

Funcionario dice que los asturianos somos un poco como los judios. Nos reconocemos de alguna manera misteriosa cuando estamos por el mundo y tendemos a agruparnos unos con otros, como si no hubiera nada mejor que Asturias. También lo dice mi suegra, pero en un tono ligéramente despectivo.
Cuando estábamos en Melilla y él se sentía más asturiano de adopción, hizo un par de amigos policías que eran de Gijón. Y enseguida montaron una cena de gente de Asturias (y asimilados) y empezaron a hablar de recuperar el Centro Asturiano.
Sin embargo, con los años yo he ido aprendiendo justo lo contrario. Nos unen más cosas de las que nos diferencian, y ni siquiera tiene que ver con la lengua que hablamos. Es una cuestión de costumbres y forma de ser.
El hermano de Funcionario, que está haciendo un máster en París, dice que, al final, nuestro carácter es el carácter latino (palabra que tiene que hacer que los italianos se mosqueen) y que, sin duda, lo prefiere. A la hora de divertirnos, lo hacemos mejor.
¿Vosotros que pensáis?

lunes, 1 de febrero de 2010

Lo admito, soy (casi) una friki

Considero a Funcionario una persona inteligente y con una formación superior a la media. Por eso esta conversación me ha llevado a ser consciente de que he traspasado el umbral de usuario medio de internet para rozar el friki-bloguerismo. Gracias al cielo, no tengo Twitter (y me he quitado del Facebook).

Entusiasmo: Si los periodistas estudian los contenidos los medios de comunicación y los documentalistas y filólogos a los libros, ¿a quién crees que le toca estudiar los contenidos de Internet? Porque eso no es cosa de los ingenieros informáticos, es una cuestión de textos, de información.

Funcionario: Nunca lo había pensado, no lo sé. ¿A los periodistas?

(Minuto de silencio mientras Entusiasmo piensa en sus cosas, es decir, salta de un asunto a otro de manera caótica, y Funcionario mira la tele a la espera de que su novia le suelte de su abrazo y pueda leer en paz).

Entusiasmo: Hay un profesor de la Pompeu Fabra muy interesante, que tiene en su página web un montón de artículos sobre el análisis de los contenidos de Internet y el ciberperiodismo. Me he bajado un artículo suyo sobre la web semántica, porque es algo de lo que se habla mucho y no tengo ni idea de lo que es.

Funcionario: Ah.

Entusiasmo: ¿Tú que opinas?

Funcionario: No sé, es la primera vez que lo oigo.

Entusiasmo: Pero es algo de lo que se habla mucho.

Funcionario: Ni idea.

Entusiasmo: Oh, no, soy una auténtica friki.

¡¡Mi tendencia friki-rarita-empollona rebrota con más fuerza que nunca!!

Y ahora mi duda es... ¿debería leerme el artículo?

domingo, 17 de enero de 2010

Espectros

Hago un descanso de mi retiro analógico y libre de alcohol ( a eso lo llamo estar a dieta, con lo que engordan las copas...) para compartir mi último gran objeto de análisis. Estoy estudiando para mi examen de Tecnología de los Medios Audiovisuales, así que tengo la cabeza llena de frecuencias y temperaturas del color, así que no os extrañe que me esté volviendo de un solipsista que mete miedo.


Ya quisiera James Cameron una cámara como esta
Aproximadamente el 75% de nuestras percepciones (esto lo estudie en 1º de Periodismo y no se me ha olvidado) proceden de la vista. Es el principal de nuestros sentidos. Pero lo que nosotros vemos: colores, tamaños, formas, no son más que ondas electromagnéticas que pululan por el espacio, como las ondas de radio o las ultravioleta.Nuestros ojos captan un espectro pequeñísimo de todas las ondas existentes.  Todo depende de como las capta nuestro ojo y las interpreta nuestro cerebro. Funcionario comparte conmigo que es la cosa más alucinante de la existencia humana.
¿Qué pasaría si pudiéramos ver alguna más que los demás? El mundo podría ser algo completamente incomprensible porque toda nuestra realidad es visual y se basa en que todos compartimos un mismo funcionamiento de nuestro ojo. ¿Y si no es así? ¿Cómo puedo yo saber que lo que Funcionario ve es lo mismo que yo? ´¿Cómo estoy segura de los colores, las formas, la belleza?
Ni siquiera puedo estar segura de las formas y los colores de las cosas. Y mediante los otros sentidos no puedo aclarar gran cosa. Con los ojos cerrados, puedo tocar la mesa del salón, pero me costará mucho hacerme una idea de su tamaño y apariencia.
Las aves y los reptiles ven el mundo de una forma muy diferente a la nuestra porque sus ojos pueden percibir menos longitudes de onda que nosotros. Un extraterrestre podría llegar y encontrar que todo nuestro sistema icónico no es más que un galimatías incomprensible.
Si ya es difícil pensar en estar en la piel de la persona bajo la suposición de que el otro ve igual que nosotros, ¿y si no es así? Todo esto me sumerge en muchísimas dudas sobre mi realidad y de lo único de lo que puedo estar segura es de mi propia existencia.
En realidad, todo al mi alrededor son espectros, ideas de cosas que podrían o no estar ahí, o ser o no como estoy viendolas. Otra vez vuelvo a Descartes y al Discurso del Método (no nos podemos fiar de nuestros propios sentidos). Diecisiete años son pocos para leer esas cosas, una es demasiado impresionable.

Es como el orgasmo masculino... podrán describírmelo, pero nunca sabré realmente qué es lo que se siente.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Cosas que (probabemente) sólo yo considero interesantes

Mi nueva vida universitaria es... bueno, como son todas las vidas universitarias, un poco delirante y sin sentido. Sólo que con (casi) diez años más que cuando empecé la primera vez lo que me hace menos inexperta, menos inocente y bastante más segura de lo que quiero sacar de la Facultad. ¿Es eso bueno o malo? Ya veremos.
Mis conclusiones provisionales y a priori de Comunicación Audiovisual son estas tres:
  1. Cuando los profesores no saben qué hacer o no tienen ganas de dar clase te ponen una peli o el capítulo de esta semana de CSI.
  2. La carrera se divide en asignaturas-perogrullada (como Narrativa Audiovisual) y asignaturas-ininteligibles (como Tecnología de los Medios Audiovisuales y las veinte páginas de apuntes sobre electricidad). Mi nuevo (y único) amigo Pepo (no es un nick) dice: "Esto es demasiado fácil, ¿no? Son obviedades". Según Funcionario: "Luego se quejarán de que haya paro. Una carrera en serio no puede ser tan divertida".
  3. Algunos de mis compañeros necesitan plantearse seriamente acudir a la consulta de un dermatólogo. Porque vamos a ver, ¿es normal que tengas la piel así a los 20 años? ¿No serás un quinceañero infiltrado? Otros necesitan urgentemente que alguien les explique que ya tendrán tiempo de quejarse cuando cobren 800 euros por trabajar doce horas.
Sobre el Master, bueno, eso ya es harina de otro costal. De momento, todas las asignaturas son absurdas. Pero las encuentro extrañamente interesantes -de una forma bastante friqui- y, para que negarlo, muy de mi estilo. Estas son las cosas que llevo aprendidas en las dos últimas semanas y que probablemente sólo me parezcan interesantes a mí:
  • "Algoritmos Evolutivos aplicados a la Recuperación de Información" es una asignatura real y no una parodia inventada por servidora.
  • Existe una página web dónde están almacenados los nombres de todas las Tesis realizadas en España desde 1976. ¿Para qué sirve? Pues su único fin conocido hasta el momento es saber que nadie ha hecho la tesis que tu quieres hacer. Sí, señor.
  • Si haces una tesis puedes publicarla, dar ponencias o convertirla en artículos pero NUNCA ganarás dinero con ella.
  • Cualquier libro anterior a 1957 es susceptible de formar parte del Patrimonio Nacional. (Bueno, no es exactamente así, pero si lo explico pierde la gracia).
  • Las universidades yanquis no consideran ciencia ninguna de las ramas de Humanidades y les da la risa con el concepto "Ciencias Sociales".
  • La palabra "gofre" no se refiere a un dulce (que, por cierto, huele mejor que sabe, como el café y el aliño del tabaco), sino a una técnica de ornamentación de los libros antiguos que consiste en humedecer la piel de las tapas y marcarla con hierros calientes (tipo marcar a una vaca).
  • Existe un reñidísimo (e inexplicablemente poco conocido) debate académico sobre si se deben considerar o no los códices medievales (manuscritos) como libros. No os soliviantéis, adeptos de una u otra postura, no hay que llegar a los bastonazos como si fueramos de esos cafres aficionados a la ópera italiana o a la wagneriana que se llegan a enzarzar en peleas a bastonazos. Vale, ultras del Oviedo y el del Sporting... si es que me hacéis bajar a un nivel que...
  • Para ser profesor de Universidad, el requisito indispensable es saber hacer presentaciones en Power Point.
Y esto es lo que ha dado de sí mi experiencia universitaria pre-Navideña. Lo próximo que os cuente, será desde Oviedo.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Espíritu navideño, mi primer post emeritense

Lo que tiene mi nueva vida emeritense es que es muy tranquila, de una forma cálida y hogareña. Así que me da tiempo a desarrollar un espíritu navideño que incluye mi recién comprado mechero con un muñeco de nieve que lleva un gorro de Papá Noel.
Y hoy he llevado mi espíritu navideño al paroxismo. Vamos, que me he comprado un arbolito de plástico, con luces incluidas, y me he tirado la mitad de la mañana poniendo bolas, espumillón  y lazos.
Funcionario se negaba al principio. "Que no vamos a estar aquí por Navidad", "Que yo prefiero tener cuantas menos cosas mejor", "que blablablaba"... Pero finalmente... le gustó. ¿Cómo no le va a gustar tener un árbol de Navidad en el salón, una flor de Pascua en la mesa del comedor y una estrella de tela del Atleti colgada sobre la mirilla de la puerta?.
Al final, su conclusión fue esta: "Así parecemos gente divertida y todo".
En fin, estoy de demasiado buen humor como para ponerme cínica e ironizar sobre los adolescentes con los que voy a clase (sólo os adelanto que su referencia para vestir es el programa Fama, ese de Cuatro) y describir lo condenadamente feo que es Badajoz (no os podéis ni imaginar a qué grado de fealdad llega).

martes, 3 de noviembre de 2009

Cosas que me molestan (II)

Si hay algo que no soporto en este mundo, que me enerva profundamente, es la pseudo-literatura pretenciosa. Literatura del pozo, la llamamos Funcionario (mi novio) y yo.
Hay un momento en la adolescencia en el que todo el mundo escribe poesía, poemas que en el 99% de los casos vienen de gente que sólo ha leido a Becquer (arggg) y que se pueden resumir así: me-siento-caer-en-un-abismo-de-desesperación-nadie-me-comprende-el-amor-es-una-mierda.
Como terapia no está mal, lo reconozco. Mucho más barato que el psicólogo.
Pero si pasados los diecisiete años sigues metido en ese cenagal literario... por favor, deja de escribir y no aburras más a la gente con frases vacías y pretenciosas que no dicen nada.
EJEMPLO (inventado, claro): "Nadie me comprende porque mi propio yo es un yo sumergido en un océano de indiferencia en el que tu espalda es el laberinto que retuerce los recuerdos en los que mi soledad lucha por su propia coexistencia con la abigarrada sensación de vivir en un mundo en el que todo es una mentira que envuelve el universo donde cogiste un paraguas azul..." A propósito de esto sigue estando condenadamente vigente el Quijote.
"Porque la claridad de su prosa, y aquellas intrincadas razones suyas, le parecían de perlas; y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafío, donde en muchas partes hallaba escrito: la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura, y también cuando leía: los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas se fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza. Con estas y semejantes razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas, y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara, ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para sólo ello".