martes, 29 de junio de 2010

Cambiando de look

Esta semana he descubierto un invento on-line que ha solucionado gran parte de mis miedos a la hora de hacer un cambio de imagen. Conste que se trata de un invento pensado sólo para mujeres pero, si algún chico lee esto, que no se preocupe, porque ellos están estupendos con cualquier cosilla.

La historia es que, después de decantarme los últimos años por el pelo corto y que desde entonces todo el mundo me eche unos treinta y tantos años, ahora que estoy llegando a los 30 he pensado en cambiar de estrategia. Al final el cambio será volver a dejarme el pelo largo pero, sinceramente, siempre me hubiera gustado hacer algo totalmente radical: rizarme el pelo, teñírmelo de rojo, ponerme un flequillo totalmente recto…

Otro de mis grandes miedos estéticos son las gafas de sol, ya que no me veo bien con ninguna. Sin embargo, cada vez estoy más convencida de que las necesito. Tenía que decidirme a comprar unas nuevas y ayer mi alergólogo me dijo que es el único sistema con el que se ha demostrado que se pueden combatir rápidamente los efectos del polen para quienes padecemos esta ‘puñetera’ enfermedad.

Bien, el rollo personal que acabo de contar son las razones que me han llevado a descubrir una página web que me ha enganchado. Se llama Taaz, y permite probar, sobre una foto personal, diferentes peinados, cortes de pelo, maquillaje y gafas. Vamos, la cuenta para mí en estos momentos. Me puse a probar y estos son los resultados. Como mañana a las 13.00 tengo una cita con la peluquera, seguro que vuestras opiniones no me influirán mucho pero, de todas formas ¿qué os parece el cambio de imagen on-line?

























domingo, 27 de junio de 2010

Escribir ha muerto, ¡viva el podcast!

Vale, en realidad no he abandonado el blog para ponerme a editar podcast, este que subo aquí es para un trabajo de clase (señor profesor, agradeciría un 14 de esos que se ponen ahora en la selectividad).
¿Queréis saber de que va el podcast? De un método infalible para erradicar uno de los males del mundo: las quejas. Bueno, de infalible nada, que cada vez que lo he intentado se me ha olvidado a los dos minutos. Necesito un compromiso conmigo misma, ¡ya!

Tengo abandonado el blog porque soy una perezosa y he estado tan liada entre el trabajo y la universidad, que no me apetecía ponerme a escribir. Y eso que he redactado mentalmente cinco o séis en el trayecto Mérida-Badajoz.Aquí va mi hachazo a mis compañeras: vosotras sí que sois unas vagas, que hace siglos que no posteáis.
Y para completar esta miscelánea sin sentido, os anuncio que estoy pensando ya en el nombre del sustituto de Frodo... bueno, en realidad estoy pensando en sustituir a Frodo, que no es que no le quiera, pero.... Título de mi próximo post dedicado a Frodo: No eres tú, soy yo (mentira cochina).

lunes, 31 de mayo de 2010

Deje aquí su comentario

Si dejáramos que nuestra percepción del mundo se guiara por los comentarios de la prensa digital, nos estaríamos abasteciendo para la próxima guerra civil. Y la comida de larga duración no va nada bien para mi dieta de ensaladas.
Me encanta leer comentarios, de mis post, preferiblemente, pero también de otros blogs, del Facebook y, en particular, de los medios. Pero estos últimos describen un ambiente tan crispado y enrarecido que parece que el statu quo (acabo de consultarlo en Fundeu.es y sí, va sin 's') vaya a estallar de un momento a otro.
Pero lo realmente interesante de los comentarios no es lo que dicen, sino por qué lo dicen.  ¿Qué mueve a comentar en una noticia o en otra? ¿Por qué en unos medios hay tantísimos y en otros, con la misma difusión o parecida, tan pocos? ¿Qué es realmente censurable? Es muy divertido ver como los comentaristas, que en muchas ocasiones parecen no haber leído el texto, se empiezan a encabronar por cosas que no tienen nada que ver con lo escrito. ¿Quién escribe comentarios? ¿Realmente el anonimato exagera las opiniones o es que todos somos unos hipócritas en la vida real?
Con tanto leer comentarios, empiezo a establecer una tipología para las noticias:
  1. Comentario-aplauso. Tipo 'mucho ánimo para la familia' o 'enhorabuena por un trabajo bien hecho'.
  2. Comentario estoy-de-acuerdo-pásate-por-la-pagina-www.vivaelspam.com 
  3. Comentario que no viene a cuento. 
  4. ¡Meca! ¡Un comentario en condiciones!
  5. Comentario "todo es mentira porque yo conozco a ... y no es así"
  6. Comentario "los periodistas no tenéis ni puta idea".
  7. Comentario me-da-igual-lo-que-ponga-todo-es-culpa-del-gobierno.
  8. Comentario el-gobierno-todo-lo-hace-bien-y-tu-eres-un-ignorante.
  9. Comentario ignorante-tú-vendido-de-mierda.
  10. Comentario vendido-lo-seras-tu-que-le-haces-la-clac-a-la-oposición
  11. Comentario censurado
De momento se me han ocurrido estos, ¿se os ocurren más?

jueves, 20 de mayo de 2010

Así, a posteriori

Hoy este blog celebra su entrada número cien desde que surgió en una noche de Gijón como un spin-off de Alegría e Ilusión, nuestro hermano mayor, del que aún tenemos tanto que aprender. Y lo hacemos, o lo hago yo, así, en sigular, a pesar de que hemos perdido la Paciencia, nos hemos quedado sin Energía y nunca nos llegó la Felicidad. Que no, chicas, que os quiero, pero vuestro síndrome de la hoja en blanco ya pasa de castaño a oscuro...
Pero yo iba a hablar de otro síndrome. Resulta que después de todo, mi pesimismo e infelicidad de los últimos meses tenía diagnóstico. Se llama síndrome del parado. No sé si me convence mucho, eso sí, porque me parece un fastidio que para todos los altibajos emocionales de una haya un síndrome. Siento como coartada mi libertad individual para deprimirme, o sea. 
Funcionario ya me lo había advertido varias veces: "yo no sé que haría sin trabajar, me daría algo". Y yo: "que no, que es por estar lejor de Asturias, que me siento sola". Pero va a ser que tenía razón. Ahora que me levanto a las siete menos cuarto, ocupo el día en cuadrar titulares, corregir tiempos verbales de teletipos y llenarme la cabeza de bombas A, fotonoticias B, galerías y apoyos (jerga profesional que Paciencia entenderá muy bien y que no tiene ningún interés), pues eso, que no tengo tiempo para estar de bajón.  Aunque, no sé, a veces me siento como si mirase a través de un cristal de una cafetería como cuatro amigas se ríen mientras toman un café.
En fin, hago mío el comentario de Cris R. y añado a la lista de cosas que me hacen felices un abrazo. Os mando uno a todos por nuestro centésimo post y esta canción.


sábado, 8 de mayo de 2010

Absurda sinestesia o como aprendí las vocales.

Cuando era muy pequeña y me enseñaban a leer y escribir, la profesora de parvulitos nos hacía colorear las letras. Y yo siempre lo hacía igual: 
a e i o u

Y de ahí no había quien me sacara. De vez en cuando podía hacer una concesión y pintar la a de color rosa, la o en marrón y la u en morado o negro, pero en mi cabeza la a es la letra roja, la e, la naranja, la i -mi favorita (sí, tengo una vocal favorita)- es amarilla, la o, verde y la u, azul. A las consonantes no merecía la pena ponerles colores, eran unas letras aburridas que no se iban de excursión en busca de letras nuevas como las vocales. A mí me lo enseñaron así.
Hace poco me enteré de que nuestro umbral de visión se ordena más o menos así, rojo, verde y azul (RGB), de menos a más, por eso lo de infra-rojo y ultra-violeta. Es curioso que de niños intuyamos cosas que tienen una complicadísima explicación científica. Y me parece más interesante aún que sea tan fácil recordar este tipo de cosas. Porque, vamos a ver, ¿alguien no es capaz de colocar los plastidecores en el mismo orden en que venían en la caja?

jueves, 6 de mayo de 2010

Esas pequeñas cosas

Como me ha deprimido un poco que no hayamos llegado a un pacto por la Educación (ilusa de mí, pensaba que los políticos españoles iban a tener altura de miras y responsabilidad por una vez en ll historia), he decidido hacer una lista de pequeñas cosas que me ponen de buen humor, continuación de otra inspirada en Alta Fidelidad que le mandé a un amigo.
Sin ningún orden en particular, aquí va:
  1. Estrenar calcetines.
  2. Leer en los carteles de la carretera nombres de ciudades que antes estaban muy lejos, como Sevilla, Lisboa, Córdoba y hasta Ciudad Real.
  3. Pensar que podría seguir esos carteles en cualquier momento y llegar a un lugar nuevo.
  4. El chocolate.
  5. Poner música en casa y saltar y bailar en pijama sin que nadie me vea.
  6. Que alguien me sorprende utilizando una palabra en desuso o sorprendentemente precisa (el otro día un compañero de clase calificó algo como "vil" y yo me emocionó.
  7. Palabras de cinco sílabas como albaricoque, concupiscencia o almendralejo.
  8. El olor de los libros nuevos. 
  9. Que en el mundo exista un lugar llamado Villafeliz de Babia.
  10. Las pequeñas muestras de afecto inesperadas (un mensaje, un chupa chups, un abrazo). 
  11. Dormir cinco minutos más.
  12. Un pato que va cantando alegremente cua cua...
¿Cuáles son las vuestras?

viernes, 23 de abril de 2010

Terminología

Hoy, Funcionario ha tenido que faltar a clase de yoga por trabajo. El profesor, que es un belga de 72 años con la elasticidad de un niño de 7, se dio cuenta de su ausencia y me preguntó por él. Bueno, lo que me dijo exactamente fue:

-¿Tú marido no viene?

Y yo me quedé toda cortada. Le contesté que no podía porque tenía turno de noche y ahí terminó la conversación, pero los engranajes de mi menta empezaron a acelerarse. ¿Marido?
No me molesté en corregirle por dos razones.
  1. No es asunto suyo y no creo que en realidad a él le vaya a importar.
  2. Me pareció un poco fuera de lugar, como inmaduro e infantil, decirle "no es mi marido, es mi novio". Hasta lo pienso con soniquete y todo.
Y claro, ¿cómo llamas a una persona con la que vives, compartes gastos y tienes proyectos en común? La palabra novio se queda pequeña, la palabra marido me viene grande y me da un poco de repelús. Y "mi pareja" me suena a pijiprogre trasnochado, como a feminista radical y modernete de los años setenta. Así que ahora mismo... ¿qué somos Funcionario y yo